¿Garbanzos en junio? Pues va a ser que sí. Siempre es buen momento para un plato de cuchara. Por lo menos eso es lo que yo creo.
Dicen los nutricionistas que hay que incluir legumbre por lo menos tres veces a la semana, así que nunca viene mal otra receta. Esta vez los garbanzos están hechos al modo tradicional, con su remojo desde la noche anterior y cocidos a fuego lento. Hecho con cuidado y sin prisas. Con amor.
Por muy buenos que sean los garbanzos de bote, y yo soy de tirar mucho de bote porque siempre ando pillada de tiempo, reconozco que como unos buenos garbanzos cocidos en casa no hay nada. Eso sí, hay que dar con los garbanzos ideales, porque todos no salen igual. Estoy comprando últimamente garbanzos "lechosos". Pensaba que los llamaban así porque debían ser muy tiernos. Yo qué sé, asociaba la leche con la "tiernez". Pues no, se llaman así porque son blanquecinos, además de otras características. Total, que me están quedando muy buenos, muy tiernos y no se hacen papilla.
Pusimos los garbanzos a remojo más o menos a las 21 h del día anterior. Y al agua le añadimos un buen puñado de bicarbonato, dos buenas cucharadas soperas o algo más. Al día siguiente hay que aclararlos bien para quitarles el bicarbonato. Yo no he hecho la prueba, pero dice mi madre que si se cuecen con el bicarbonato se oscurecen. No tengo ni idea. Mi madre dice que hay que lavarlos, pues yo los lavo.
Ingredientes para 4 personas:
- 500 g de garbanzos secos que remojaremos en agua con un buen puñado de bicarbonato desde la noche anterior.
- 1 hoja de laurel.
- 1/2 puerro.
- 3 zanahorias medianas.
- 1/2 de calabacín.
- 4 cucharadas soperas de tomate triturado.
- 30 g de almendras tostadas.
- 3 dientes de ajo grandes.
- 1 huevo duro por comensal (opcional, pero así le ponéis más proteína todavía).
- Lavaremos los garbanzos bajo el grifo para quitarles el bicarbonato.
- Cortaremos a trocitos pequeños las verduras, excepto dos de los ajos, y las sofreiremos en aceite de oliva en la cacerola que vayamos a cocerlos. Añadiremos los garbanzos escurridos y les añadiremos agua fría hasta que queden cubiertos por completo y un par de dedos más.
- Añadiremos el laurel y la sal.
- Dejaremos cocer a fuego lento durante 1 hora y cuarto o así. Cuando falten 10 minutos para terminar de cocerlos les añadís una picada que haréis con los dos dientes de ajo que quedan, las almendras y unas cucharadas de garbanzos para que espesen el caldo.
- Coceremos todo junto esos diez minutos que faltan para que se integre el sabor.
- Al tiempo de servir añadiremos huevo duro a trocitos si queréis.
"Vronski y Anna se semejaban en cierto modo a unos navegantes a quienes la brújula demostrase que derivaban, sin que les fuera posible detenerse en su curso, aunque a cada momento se alejasen de la vía recta y reconociesen que esto los arrastraba a su pérdida. El niño, con su mirada era esa implacable brújula, y ambos lo comprendían sin querer convenir en ello."
Una película:
La versión de Anna Karenina que el director Joe Wright estrenó en 2012 fue una apuesta arriesgada. Es una película con ambientación teatral y espíritu digamos "creativo".
Las interpretaciones de los actores me ha encantado pero una versión clásica creo que me habría emocionado mucho más. No obstante es una película con mucha fuerza y muy expresiva.
Una de las escenas más importantes de la película es la del baile, esa escena que me parece magistral es casi el alma de la película.