Sándwich helado de chocolate (sin heladera)

julio 07, 2017

Como el tiempo nos ha dado una tregua y no hace tanto calor, me he decidido a encender el horno para hacer las galletas de un sándwich de helado.

La receta del helado se elabora sin heladera, usando la técnica que ya propuse el año pasado para un helado de queso y arándanos. Usaremos en la preparación leche condensada, pero no queda excesivamente dulce porque se añade cacao sin azúcar. A mí me parece que está buenísimo.

Podéis dejar el sándwich con las galletas tal cual o ponerle chocolate de cobertura como he hecho yo. También podéis "tunear" la superficie del helado añadiendole al chocolate almendra o avellanas tostadas, o trocitos de chocolate. Otra opción para presentar el helado es sirviéndolo en un cucurucho de barquillo como veréis en la última fotografía.

Fuente de la receta de la galleta: Cocina para todos.


Ingredientes para las galletas:
  • 280 g de harina de todo uso.
  • 150 g de azúcar moreno.
  • 100 g de mantequilla.
  • 1 huevo.
  • ! cucharadita de extracto de vainilla.
  • 1 pizca de sal.
Ingredientes para el helado:
  • 500 ml de nata para montar,
  • 300 ml de leche condensada.
  • 4 cucharadas de cacao en polvo sin azúcar.
  • 100 g de chocolate negro en tableta (podéis añadirle más si os gusta mucho encontrar tropezones de chocolate).
Cobertura de chocolate:
  • 125 g de chocolate para postres.
  • 1 cucharada de aceite de oliva.

Elaboración:
Galletas:
  1. Colocaremos en un cuenco el azúcar con la mantequilla a temperatura ambiente y la vainilla. Lo integraremos con las varillas eléctricas.
  2. Se le añade el huevo y se sigue batiendo.
  3. Agregaremos poco a poco la harina tamizada y la integraremos por completo con ayuda de una espátula o una cuchara de madera.
  4. Colocaremos la masa sobre papel film, la envolveremos y dejaremos que se enfríe durante por lo menos media hora en la nevera.
  5. Sacaremos la masa de la nevera y la extenderemos con un rodillo entre dos trozos de papel de horno hasta dejarla con un grosor de 4 o 5 milímetros. Pincharemos la galleta con un palillo para hacer los dibujos.
  6. Precalentaremos el horno a 180ºC con calor arriba y abajo.
  7. Con un cortante de aluminio, o con un vaso, cortaremos la masa.
  8. Colocaremos las galletas en una bandeja con papel de hornear y las hornearemos entre 8 y 10 minutos.
  9. Sacaremos las galletas del horno, dejaremos que se enfríen un poco y deslizaremos el papel con las galletas sobre una rejilla para que se enfríen por completo. No las saquéis en caliente porque se os romperán.
Helado:
  • Montaremos la nata con unas varillas eléctricas hasta que esté en un punto muy firme (tiene que estar bien fría y el cuenco en el que la batáis también).
  • Batiremos con las varillas la leche condensada con el cacao.
  • Uniremos las dos preparaciones volcando poco a poco la leche sobre la nata y las integraremos con una espátula hasta que esté todo homogéneo.
  • Añadiremos los trocitos de chocolate y los distribuiremos con la espátula. 
  • Si queremos hacer sándwich, colocaremos la masa en un molde dejando un grosor de algo más de 1 cm. y dejaremos que se congele por lo menos durante un día.

Montaje:
  1. Sacaremos el molde con el helado del congelador.
  2. Con el mismo molde que hemos cortado las galletas cortaremos porciones de helado y lo colocaremos entre dos galletas. Colocaremos el helado con el molde sobre una galleta y, presionando con los dedos, lo empujaremos sobre la misma. 
  3. Podemos congelar de nuevo las galletas.
  4. Si queremos ponerle una crujiente capa de chocolate usaremos el chocolate de cobertura fundido con aceite de girasol. Lo podemos fundir al baño María o con mucho cuidado en el microondas. Dejaremos que se enfríe un poco y untaremos una porción de la galleta. Dejaremos que se enfríe el chocolate por completo colocando las galletas sobre papel vegetal.


Una película:

Como los helados son para el verano...o no, pero me viene bien que así sea para elegir la película, propongo "Las bicicletas" son para el verano de Jaime Chávarri. Es una película de 1984. Es una película basada en la obra de teatro del mismo nombre escrita por Fernándo Fernán Gómez. Cuenta cómo afecta la Guerra Civil a la población, en este caso es una familia de clase media alta. Es una excelente película con muy buenas y conmovedoras interpretaciones.

Un libro:
Si hay algo que asocio con el verano y las vacaciones es el mar, así que os animo a que leáis un libro ambientado en una isla y en el que el mar es uno más de los protagonistas. Se trata de la novela "La isla" de Giani Stuparich. Es un libro en el que se aborda la incapacidad que tenemos los hombre para hablar sobre la muerte. La novela me gustó tanto por el tema como por el estilo sencillo y con algún toque poético. El tono es melancólico pero no melodramático, no me hizo llorar, aunque sí me entristecí y me vi reflejada por alguna situación que he vivido.
     Conocía bien la isla: la había recorrido entera, otras veces, a pie y circunnavegándola en arca de vela. Le gustaban especiamente algunos rincones, abruptos y pedregosos, con plantaciones de olivos; batidos por los cuatro vientos, olían a sal y a menta, con un mar inmenso delante y un cielo sin fin a la espalda. La parte salvaje, donde no había ni casas de veraneantes ni palmeras, le gustaba más. col las pequeñas y enjutas flores de las salvias y los enhiestos enebros, donde el mar penetraba sonoro en la escollera o se dulcificaba en escuetas y deliciosas ensenadas naturales.

     Al salir, había pensado buscar aquella mañana, para bañarse, uno de esos rincones solitarios. Recordó que no muy lejos, al final de la zona habiada, una vez dejados atrás los astilleros, la tierra se estrechaba, formando un istmo montañoso: a un lado el golfo, al otro enseguida el mar abierto. El agua era muy profunda y por allí merodeaban algunos tiburones, atraídos por las almadrabas de los alrededores. Nadie iba a bañarse por aquella parte. 

     Al llegar a la otra vertiente del istmo, lo embistió de golpe toda la potencia del viento, que no había imaginado que fuera tan fuerte. En seguida sintió la humedad de la sal en la boca y en toda la piel. Su mirada se perdió por la infinita extensión rizada de crestas espumeantes. Lo envolvió el sonoro alboroto de las olas que rompían contra la escollera. Dio algunos pasos y las salpicaduras del agua llegaron hasta él. 

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