Ensalada de quinoa

julio 24, 2018

Con estos calores lo único que me apetece comer (y preparar para comer) son ensaladas. Me gustan mucho las ensaladas, de todos los tipos además, igual me da que sean de legumbres que de arroz o de vegetales solamente. Es más, si alguna vez me he quedado sola en verano y vengo cansada de trabajar, lo que suelo comer es un "primer-segundo-postre". Al cuenco van a parar verduras, cualquier alimento con proteínas y fruta, comida completa, "comida Comansi" (chiste para viejunos). 

¿Por qué quinoa? Pues porque, como está de moda, la encuentro con facilidad en los supermercados y no es demasiado cara para lo que cunde. Además, como ya he comentado, hago muchas ensaladas en verano e intento cambiar el ingrediente principal para que las comidas no se repitan demasiado. 

Una cosa. En la primera foto no he puesto olivas, se me ha olvidado, pero las he añadido antes de comer.


Ingredientes: Para 4 personas.
  • 150 g de quinoa.
  • 1 aguacate grade.
  • 1/4 de cebolleta.
  • 1/4 de cebolla roja.
  • 2 tomates grandes.
  • Una lata pequeña de maíz.
  • Olivas negras. 
  • Agua para cocer la quinoa.
Para aliñar:
  • Aceite de oliva virgen extra.
  • Vinagre de vino.
  • Sal.
Elaboración:
  1. Medir con un vaso la quinoa y lavarla bien.
  2. Cocer la quinoa durante 10 minutos con agua, a razón de una parte de quinoa por tres de agua.
  3. Escurrirla y extenderla para que se enfríe.
  4. Trocear las verduras a vuestro gusto.
  5. Mezclar todo y aliñas. 
  6. Servir fría.



Una novela:
A cuenta de las estrellas con las que he adornado la ensalada os voy a proponer una novela de ciencia ficción. Del subgénero post-apocalíptico, concretamente. 

"La constelación del perro" se publicó en 2012 y fue la primera novela de Peter Heller, autor que tendré en cuenta a partir de ahora porque me ha gustado mucho su debut. 

La comparan con "La carretera"de Mc Carthy y, aunque creo que es una exageración porque esa novela es una obra maestra, está muy bien escrita, es ágil y poética, y sobre todo me ha gustado la maestría con la que el autor describe los paisajes.

Era  una tarde bonita, solo una brisa suave bajaba de las montañas, hacía calor al sol y un frío casi invernal a la sombra del hangar. Tenía la estufa encendida y la tetera al fuego, hirviendo, Me hice una infusión del bote de flores de verano, unas hojas que secaba yo mismo (fresas silvestres, frambuesa negra, menta), y me senté en Valdez, el sillón reclinable que había sacado del cuarto de la tele de una de las mansiones. Le puse ese nombre por el petrolero de la Exxom que encalló y vertió la carga en Alaska. 
Era un sillón doble, supongo que para marido y mujer, pero ahora era para mí y para Jasper. Tenía una palanca en cada lado y estaba tapizado con piel de becerro de la mejor calidad. Era muy suave. En el lado de Jasper puse una reliquia familiar, una colcha de retales estampados en azules y amarillos con un motivo repetido, una cabaña de troncos hecha con cuadrados y triángulos de tejido estampado, todas distintas pero con el mismo remolino de humo saliendo de la chimenea, y dibujos de cachemir, de lunares o ribeteados de color, creando la impresión de una pintoresca aldea distribuida uniformemente por un paisaje de campos geométricos y planteles floridos a esa hora en la que todo el mundo se ha metido en casa y disdruta del calor del fuego. Igual que nosotros. Era una escena muy reconfortante y se estaba muy cómodo arrellanado en aquel sillón al calor dela estufa con el respaldo medio reclinado y tomando una infusión. 
Casi podía imaginar que no había pasado el tiempo, que Jasper y yo estábamos disfrutando de una larga temporada por ahí y que pronto volvería a mí, que no había ocurrido ninguna catástrofe. Qeu no lo habíamos perdido todo salvo la vida, Igual que ayer en el huerto. A veces me cogía por sorpresa la idea de que aquello bastaba. De que la belleza sencilla aún era apenas soportable y si vivía de momento en momento, del huerto a la estufa y al acto sencillo de volar, podía alcanzar la paz.

Una canción:

Y hablando de apocalipsis, hay una canción de Michael Jackson que denuncia lo que el hombre está haciéndole a la tierra y que si seguimos así acabaremos con ella. Se titula "Earth song" y aparece en el álbum History de 1995.

Un gustazo. Disfrutadla.




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