Tarta mousse de chocolate, saludable
julio 08, 2018
Se ha puesto de moda ponerle a los postres la coletilla de "saludable". Cuando veáis ese apellido no os fiéis del todo. Cuando los llaman saludables suele ser porque no llevan en la composición azúcar blanco, pero la miel, el sirope de arce o la panela, son en realidad azúcar libre igual que el azúcar blanco. Si queréis que el postre sea más sano lo que tenéis que hacer es endulzar con fruta y no en exceso. El azúcar de la fruta no es azúcar libre y se absorbe más lentamente. También es más saludable evitar las harinas refinadas. Utilizad harinas de frutos secos o harinas integrales. Si realmente queréis postres saludables sed críticos con los que os encontréis por las redes.
El azúcar no es veneno, no nos vayamos a los extremos, por lo tanto si hacéis un dulce con azúcar y con harinas refinadas comed sin remordimiento y disfrutadlo, ahora bien, no son dulces que se deban consumir a diario. Tampoco es sano comer dulces de los llamados "saludables" todos los días.
Esta tarta la llamo saludable porque para la base he sustituido las típicas galletas digestive y la mantequilla por frutos secos, copos integrales de espelta (podéis usar de avena) y dátiles. El resultado es similar al de galletas. Otro cambio importante es que he endulzado la mousse con crema de dátiles.
Por si a alguien le echan para atrás los dátiles os diré que no aportan sabor a la mousse, solo dulzor. Ni a mi hijo ni a mi marido les gustan los dátiles y no notaron su presencia, los dos repitieron ración. Creedme, la tarta está muy rica y sabe a mousse de chocolate. Si ni por esas os decidís, sustituid la crema de dátiles por 40 g de miel.
Le he puesto frutos rojos para adornar porque quedan chulos en las fotos, pero además el contraste ácido va muy bien con el chocolate. Podéis ponerle trocitos de chocolate, avellanas tostadas o almendras laminadas, por ejemplo.
Le he puesto frutos rojos para adornar porque quedan chulos en las fotos, pero además el contraste ácido va muy bien con el chocolate. Podéis ponerle trocitos de chocolate, avellanas tostadas o almendras laminadas, por ejemplo.
Es importante que los huevos estén a temperatura ambiente cuando os pongáis a elaborar la tarta, así las claras montan mejor y además la gelatina que lleva la mousse se enfríará más lentamente y se integrará mejor.
Ingredientes: Para un molde de 16 cm y 6 raciones.
Base:
- 50 g de copos de espelta integrales o cualquier otro copo integral (mejor si son finos).
- 6 dátiles naturales sin hueso.
- 50 g de nueces.
- 20 g de avellanas tostadas.
Mousse de chocolate:
- 120 g de chocolate al 70% para postres de Nestlé.
- Crema de dátiles: 45 g de dátiles naturales sin hueso y 30 g de agua.
- 4 huevos.
- 2 hojas de gelatina.
Elaboración:
Forraremos la base y los laterales de un molde desmoldable de 16 cm con papel vegetal. Ya veis que he sujetado el papel del lateral con unos clips, como es una tarta fría no hay problema porque no va al horno.
Base:
- En una picadora o robot de cocina picaremos todos los ingredientes hasta obtener una masa un poco pegajosa y homogénea. Igual tenéis que bajar los ingredientes de las paredes varias veces y seguir picando.
- Extenderemos esta preparación por el fondo del molde intentando que quede el mismo grosor por todo.
Mousse de chocolate:
- Pondremos las láminas de gelatina en un vaso con agua para que se hidraten.
- Separaremos las claras de las yemas.
- Montaremos las claras con una pizca de sal hasta que están firmes.
- Batiremos las claras hasta que se forme una crema.
- Fundiremos el chocolate troceado al baño María junto con la crema de dátiles. También podéis fundirlo en el microondas con mucho cuidado (de 15 en 15 segundos y removiendo cada vez que lo saquéis). Mientras está caliente esta crema le añadiremos la gelatina escurrida y removeremos hasta que se funda.
- Añadiremos a la crema de chocolate las yemas y las integraremos bien con unas varillas.
- A la preparación anterior le agregaremos 1/3 de las claras y las mezclaremos con una lengua de cocina y movimientos envolventes.
- Incorporaremos el resto de claras y seguiremos con movimientos envolventes para que no se bajen hasta que estén bien integradas.
- Colocaremos la preparación en el molde.
- Meteremos el molde a la nevera por lo menos 4 horas antes de desmoldar la tarta.
Un libro:
Mirad, relacionada con los frutos rojos os voy a proponer una gran novela rusa. ¿Por qué? pues porque además de "mucho ruso"(chiste solo para los que hicimos la EGB) también hay muchas bayas y frutos rojos.
En realidad no sabía cómo contar que he leído "Los hermanos Karamazov", así que los frutos rojos me han venido de perlas. Dostoyevski la publicó en 1880 y fue su última obra. Es muy filosófica y entre otros temas plantea debates morales sobre la existencia de Dios, el bien y el mal y la moralidad.
A veces se hacen un poco arduas las disertaciones tan largas que tiene, pero aún así es una de las novelas rusas que más me han gustado.
En realidad no sabía cómo contar que he leído "Los hermanos Karamazov", así que los frutos rojos me han venido de perlas. Dostoyevski la publicó en 1880 y fue su última obra. Es muy filosófica y entre otros temas plantea debates morales sobre la existencia de Dios, el bien y el mal y la moralidad.
A veces se hacen un poco arduas las disertaciones tan largas que tiene, pero aún así es una de las novelas rusas que más me han gustado.
A continuación pongo la presentación del padre de los hermanos, un fichaje que se llama Fiodor Pavlovitch Karamazov.
Ahora me limitaré a decir unas palabras sobre el «hacendado», como todo el mundo le llamaba, a pesar de que casi nunca había habitado en su hacienda. Fiodor Pavlovitch era uno de esos hombres corrompidos que, al mismo tiempo, son unos ineptos ‑tipo extraño, pero bastante frecuente‑ y que lo único que saben es defender sus intereses. Este pequeño propietario empezó con casi nada y pronto adquirió fama de gorrista. Pero a su muerte poseía unos cien mil rublos de plata. Esto no le había impedido ser durante su vida uno de los hombres más extravagantes de nuestro distrito. Digo extravagante y no imbécil, porque esta clase de individuos suelen ser inteligentes y astutos. La suya es una ineptitud específica, nacional.
Se casó dos veces y tuvo tres hijos; el mayor, Dmitri, del primer matrimonio, y los otros dos, Iván y Alexei, del segundo. Su primera esposa pertenecía a una familia noble, los Miusov, acaudalados propietarios del mismo distrito. ¿Cómo aquella joven dotada, y demás bonita, despierta, de espíritu refinado ‑ese tipo que tanto abunda entre nuestras contemporáneas‑, había podido casarse con semejante «calavera», como llamaban a mi desgraciado personaje?Una película:
Esta película la vi en la televisión hace un porrón de años. Siendo sincera diré que no recuerdo nada. He intentado verla de nuevo pero no la encuentro por Internet y ahora son muy escasos los videoclubs, así que me he quedado con las ganas. Los hermanos Karamazov de Richard Brooks se estrenó en 1958 y la protagonizó Yul Brynner, el calvo más guapo del cine.
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