Tarta de manzana (American apple pie)

marzo 29, 2014

Siempre he querido probar las tartas de manzana que aparecen en los dibujos animados americanos. Recuerdo al oso Yogi robando tartas en los picnic del parque Jellystone y también a algunos personajes de Disney como el pato Donald, Minnie Mousse o Blancanieves, horneando este tipo de tartas y dejándolas enfriar en la ventana.


La Apple pie es el postre americano por excelencia y es considerado un símbolo de aquel país.Tienen una frase que deja constancia de ello: "As american, as Apple pie".

Según comentan en la página Tea and sympathy, la primera receta de la empanada de manzana se atribuye a Geoffrey Chaucer en 1381. Este hombre, además de poeta, era bastante diestro en la cocina. Por lo tanto, fue en la Inglaterra del siglo XIV donde se inventó este dulce que sería introducido en los EEUU por los colonos europeos.

Me gustan mucho las tartas de manzana, y hay muchas formas de hacerlas, pero creo que la Apple pie americana es una de las mejores. Está muy buena servida un poco caliente y con una bola de helado de vainilla.

He seguido, más o menos, la receta que aparece en Joy of baking. A la señora del vídeo, que ha debido hacer muchas tartas, le queda un borde ondulado estupendo, a mí me pareció muy difícil y no me salió bien :).

Ingredientes:
Para un molde de 20 cm de diámetro.
Masa:
- 190 g de mantequilla ( yo la uso con sal, si no lleva sal tenéis que ponerle media cucharilla de sal a la masa).
- 300 g de harina normal.
- 3 cucharadas de azúcar blanco.
- 3 cucharadas de agua helada.
Relleno:
- 750 g de manzanas (preferiblemente de un tipo que no se deshaga al hornearla, las mías eran Royal Gala).
- 4 cucharadas de azúcar moreno.
- 1 cucharadita de canela.
- 1/2 cucharadita de nuez moscada.
- El contenido de una vaina de vainilla, extracto de vainilla o sustituir parte del azúcar por azúcar avainillado.
- 1 cucharada bien llena de zumo de limón.
- 15 g de maizena.
- 30 g de mantequilla.

Elaboración:
Maceración de las manzanas:
Troceamos las manzanas en porciones un poco gruesas, cada manzana en 12 trozos más o menos. Las colocaremos en un cuenco y les pondremos las especias, el azúcar y el zumo de limón. Removemos bien y las dejaremos macerar unas 3 horas. Este tiempo sirve para que la fruta suelte agua y luego no mengüe mucho en el horno. Si metemos la fruta directamente en el horno sin este reposo lo que ocurre es que queda un espacio entre la costra de masa y el relleno.

Una vez que las manzanas han soltado su jugo las escurriremos, colocaremos el caldo al fuego en un cazo y le añadiremos la mantequilla. Dejaremos que cueza unos minutos y volveremos a ponerlo sobre las manzanas. A la mezcla le añadiremos la maizena y revolveremos todo con cuidado.

Masa:
Colocaremos la harina, el azúcar y la mantequilla en un cuenco y lo uniremos todo poco a poco con los dedos. Cuando tengamos una mezcla homogénea y con una consistencia arenosa, le añadiremos las cucharadas de agua fría. Amasamos todo bien formando una bola que dividiremos en dos partes, las aplastaremos en forma de disco y las dejaremos reposar durante hora y media en la nevera envueltas en papel film.

Montaje:
Precalentar el horno a 190º.

Extenderemos la masa con un rodillo y forraremos un molde para horno. Podéis echarle un ojo al vídeo que os he puesto para ver cómo se hace. Normalmente no se pone papel de horno para forrar el molde porque estas tartas se sirven directamente en las fuentes, pero si le ponéis papel la vais a desmoldar con más facilidad y no se romperá tanto al cortarla, porque la masa es quebradiza (la mejor forma de forrar un molde de horno con papel es arrugarlo formando una bolo y luego extendiéndolo).

Colocaremos el relleno de fruta en el molde formando "una montaña" central. Pondremos la tapa con la otra pieza de masa, las uniremos y le haremos unos cortes en la parte superior con el cuchillo.

Pondremos la fuente en la parte de abajo del horno, en la primera altura. Dejaremos la tarta entre 45 y 55 minutos. A los 30 minutos cubriremos los bordes de la tarta con un disco de papel de aluminio para que no se hagan demasiado.

Un libro
La elección del libro ha sido por contraste.

Durante los años 50, 60 de pasado siglo, las tartas se asociaron con la imagen de la buena ama de casa y de la familia feliz. Pues bien, frente a la idealizada Norteamérica de las mamás que hacen tartas de manzana y de la familia unida en el día de Acción de Gracias, Jonathan Franzen en "Las correcciones" nos presenta una imagen de la sociedad americana de los años 90 a través de una familia que se derrumba. Se trata de una gran novela tragicómica.

Resonaba por toda la casa un timbre de alarma que sólo Alfred y Enid eran capaces de oír directamente. Era el timbre de alarma de la ansiedad. Era como una de esas enormes campañas de hierro fundido, con percutor eléctrico, que echan a los colegiales a la calle en los simulacros de incendio. En aquel momento llevaba resonando tantas horas, que los Lambert habían dejado de oír el mensaje de «timbre sonando»: como ocurre con todo sonido lo suficientemente prolongado como para permitir que nos aprendamos los sonidos que lo integran (como ocurre con cualquier palabra cuando nos quedamos mirándola hasta que se descompone en una serie de letras muertas), los Lambert percibían un percutor golpeando rápidamente contra un resonador metálico, es decir: no un tono puro, sino una secuencia granular de percusiones con un intenso recubrimiento de connotaciones. Llevaba tantos días resonando que se integraba en la atmósfera de la casa, sencillamente, salvo a ciertas horas de la mañana, muy temprano, cuando uno de los dos se despertaba sudoroso para darse cuenta de que el timbre llevaba resonando en su cabeza desde siempre, desde hacía tantos meses, que el sonido se había visto reemplazado por una especie de metasonido cuyas subidas y bajadas no eran el golpear de las ondas de compresión, sino algo mucho más lento: las crecidas y las menguas de su consciencia del sonido. Una consciencia que se hacía especialmente aguda cuando las condiciones climatológicas se ponían de humor ansioso. Entonces, Enid y Alfred —de rodillas ella en el comedor, abriendo cajones; en el sótano él, vigilando la
desastrosa mesa de Ping-Pong—, ambos al mismo tiempo, se sentían a punto de explotar de ansiedad.
Una canción
Otro símbolo americano, la canción American Pie de Don McLean. Si queréis saber un poco más de ella podéis leer la wikipedia, allí cuentan que se escribió tras la muerte de unos músicos, "el día en que murió la música". Pero la letra está llena de metáforas sobre la vida, la música y los problemas sociales de los EEUU de la decada de los 50 y 60.

En lugar de la versión clásica de Don Mc Leam, pongo la de Madonna porque "pega más" con el libro de Franzen.



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2 comentarios

  1. Pagina elaborada con mucho cariño, fotos y recetas BUENAS, maridajes trabajados, veo un problemilla: el producto de la foto hay que comerselo, si en un momento dado no podeis... contar conmigo.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por el comentario, eres muy amable.
      Creo que todavía no se ha inventado el dulce con el que no podamos en mi casa, pero puedo guardarte un trocito, aunque sea virtual.
      Un abrazo. :)

      Eliminar

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