Garbanzos con espinacas

octubre 23, 2019

De los creadores de Garbanzos con acelgas llega a sus pantallas "Garbanzos con espinacas".

Esta asociación de espinacas y garbanzos es un clásico. Yo le añado almendras, ajo y huevo todo picado. Queda un plato único completo y muy rico.

Ingredientes para 4 personas:
  • 2 botes de garbanzos cocidos (en mi caso de la marca Pedro Luis).
  • 5 huevos duros.
  • Unas cuantas almendras tostadas.
  • 4 ajos.
  • Pimentón de la Vera dulce.
  • Unos 300 g de espinacas congeladas.
  • Caldo casero de carne o pollo.



Elaboración:
  1. Ponemos a cocer los garbanzos, las espinacas y los ajos pelados con el caldo y pimentón al gusto. 
  2. Cuando las espinacas se hayan descongelado dejaremos que hierva todo unos 10 minutos. 
  3. Poco antes de servir picamos en un mortero los ajos que hemos cocido, uno de los huevos, las almendras tostadas y unos pocos garbanzos. Yo dejo que las almendras no se deshagan del todo para encontrar algún trocito al morder.
  4. Añadimos la majada anterior a los garbanzos y dejamos que cueza 5 minutos más.
  5. Servimos con un huevo duro troceado.


Una novela:
Pues a propósito de huevos duros se me ocurre una novela de Terry Pratchett, pero como no la he leído todavía voy a tener que proponer otro libro. 

Tirando del hilo de que la receta es un "clásico", mi último gran clásico ha sido "Nuestra señora de París". Sí, aciertas si crees que empecé a leerla porque se incendió la catedral. Era uno de mis eternos pendientes y el desastre fue lo que me decidió. El año pasado estuve en París y subí a las torres de Notre Dame. Era una de esas cosas que quería hacer antes de morir, y por poco me quedo sin cumplirla. Me dio muchísima pena ver cómo ardía Notre Dame.

La novela de Victor Hugo salvó del grave deterioro en el que se encontraba la catedral en 1831. Su amor por aquel edificio gótico le llevó a escribir el libro en el que la catedral es uno de los actores principales. Se hizo tan famosa la obra de Hugo que años más tarde se llevaron a cabo las obras para restaurarla. 

Confieso que me ha costado mucho leer la novela. Además de que al principio de la obra presenta personajes históricos y se extiende bastante, luego tiene largas disquisiciones sobre la defensa de la arquitectura y sobre otros temas que hicieron que perdiera varias veces el ritmo. En fin, yo soy de esos lectores a los que alude el prólogo que solo buscaba el drama.

Pobre Quasimodo:

“Sólo Dios sabe cuán horrible es la fealdad de su rostro (…) es imposible transmitir al lector la idea de aquella nariz piramidal, de aquella boca de herradura, de aquel ojo izquierdo, tapado por una ceja rojiza a hirsuta, mientras que el derecho se confundía totalmente tras una enorme verruga, o aquellos dientes amontonados, mellados por muchas partes, como las almenas de un castillo, aquel belfo calloso por el que asomaba uno de sus dientes, cual colmillo de elefante; aquel mentón partido y sobre todo la expresión que se extendía por todo su rostro con una mezcla de maldad, de sorpresa y de tristeza. Imaginad, si sois capaces, semejante conjunto. (…)
 
Más bien toda su persona era una pura mueca. Una enorme cabeza erizada de pelos rojizos y una gran joroba entre los hombros que se proyectaba incluso hasta el pecho. Tenía una combinación de muslos y de piernas tan extravagante que sólo se tocaban en las rodillas y, además, mirándolas de frente, parecían dos hojas de hoz que se juntaran en los mangos; unos pies enormes y unas manos monstruosas y, por si no bastaran todas esas deformidades, tenía también un aspecto de vigor y de agilidad casi terribles; era, en fin, algo así como una excepción a la regla general, que supone que, canto la belleza como la fuerza, deben ser el resultado de la armonía. Ése era el papa de los locos que acababan de elegir; algo así como un gigante roto y mal recompuesto.
    Cuando esta especie de cíclope apareció en la capilla, inmóvil, macizo, casi tan ancho como alto, cuadrado en su base, como dijera un gran hombre, el populacho lo reconoció inmediatamente por su gabán rojo y violeta cuajado de campanillas de plata y sobre todo por la perfección de su fealdad, y comenzó a gritar como una sola voz:
    ‑¡Es Quasimodo, el campanero! ¡Es Quasimodo, el jorobado de Nuestra Señora! ¡Quasimodo, el tuerto! ¡Quasimodo, el patizambo! ¡Viva! ¡Viva!”


Una película:
Pues no, no voy a recomendar ninguna adaptación de Notre Dame de París, pero sí una película en la que hay una escena con ella como protagonista.

Se trata de "Antes del atardecer". No sé si ha aparecido en el blog "Antes del amanecer" porque no guardo la relación de películas que voy poniendo, pero es una de mis películas preferidas, así que es posible. Esta segunda parte me gusta un poco menos. Tenéis que ver las dos y luego la tercera. Es imprescindible verlas por orden. 

La película es del año 2004 y el director Richard Linklater. Está protagonizada por Ethab Hawke y Julie Delpy.

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