Vamos a empezar el año con un plato típico de Aragón y también de Navarra. La borraja es una planta que no se cultiva más que es estas dos comunidades autónomas. Ahora no sé si se puede encontrar en los supermercados del resto de España, antes no.
La borraja con patata es un plato que habré comido cientos y cientos de veces, como la mayoría de los aragoneses, aunque normalmente lo hago deprisa y corriendo. Hoy lo he hecho con más calma porque tengo fiesta. Si queréis que la borraja quede con un color verde bonito tenéis que tener en cuenta un par de trucos: no cocerla demasiado y cortar la cocción introduciendo la verdura en agua con hielo.
Si no queréis añadirle sofrito, la borraja con patata está muy rica simplemente añadiendo ajo crudo a trocitos y un chorrito de aceite de oliva crudo. No necesita más.
Ingredientes:
Para 4 personas
- 1k de Borraja.
- 3 patatas medianas.
- Taquitos de jamón.
- Piñones.
- Ajos.
- Aceite de oliva, sal y pimienta.
- Limpiaremos la borraja y la cortaremos en porciones de unos 4cm (si la borraja es tierna se puede trocear sin más porque no tiene hilos).
- En una cacerola pondremos agua a hervir con sal. Cuando esté hirviendo añadiremos la borraja.
- Dejaremos que cueza durante unos 15 o 20 minutos sin tapar.
- Cuando esté tierna la pasaremos con ayuda de una rasera a un recipiente con agua y hielos. de esta forma cortaremos pararemos la cocción y la verdura mantendrá todo el color que le da la clorofila.
- Coceremos las patatas chasqueadas hasta que estén tiernas, unos 20 minutos.
- Sofreiremos ajos laminados, piñones y taquitos de jamón y cuando tengan color añadiremos la borraja escurrida y la patata.
Un libro:
Además de estar escuchando El señor de Los anillos en audiolibro, he empezado mi año lector con un clásico inglés.
Cranford se publicó por primera vez en una revista y se hizo por entregas. En 1853 se publicó la obra completa en forma de libro y fue un éxito de ventas.
Es la obra más famosa de Elizabeth Gaskell y, con mucho humor, plasma los valores y costumbres que la revolución industrial terminaría por hacer desaparecer. Cranford es un pequeño pueblo en el que reinan las mujeres. Señoras en su mayoría solteras o viudas, bastante anticuadas, que viven con intensidad los pequeños y grandes acontecimientos de la localidad.
"Cranford, en primer lugar, está en poder de las Amazonas; los inquilinos de todas las casas que sobrepasan cierto alquiler son mujeres: Cuando un matrimonio viene a establecerse a la ciudad, de una manera u otra el marido desaparece, bien por el miedo cerval que le causa ser el único hombre en las veladas de Cranford, bien porque debe permanecer con su regimiento o en su buque, o los negocios que le ocupan le retienen toda la semana en la gran ciudad comercial vecina de Drumble, que dista sólo veinte millas por ferrocarril."