El otro día mi marido trajo del Carrefour dos barras de pan de payés, enormes, y un pan para torrijas de brioche. Una de las barras la hemos gastado para comer y la otra y el brioche para torrijas. En fin. La torrijada padre.
No sé si había hecho alguna vez torrijas con brioche. Creo que no, pero no estoy segura.
Un pan con corteza firme es mucho más fácil de manipular, así que si eres novato en la cocina y te estrenas en el arte torrijil, busca un pan como ese de Payés o alguno similar.
He hecho más variaciones sobre la receta que publiqué hace unos años: Torrijas
Primera variación, les he puesto azúcar moreno en lugar de blanco, segundo, las he freído en aceite de oliva y tercero, las he pasado por harina antes de ponerlas en el huevo. Ah, y las he dejado empapadas y sin freír toda la noche. Como el brioche es tan blando, pensé que si se enfriaran bien sería más fácil freírlas.
Esto de la harina me lo dijo mi tía porque se lo había oído Eva Arguiñano. Ella lo había hecho y me dijo que le supieron muy ricas. Pues nada, harina que les he puesto, más calorías al cuerpo. Total, de perdidos...
El resultado ha sido muy bueno, la verdad. Están muy ricas. Supongo que, al sellarlas con harina y huevo, se mantiene mejor la leche dentro del pan. No será la última vez que las haga así.
- Pan de brioche para torrijas (en mi caso de Carrefour).
- 1 l. de leche entera.
- La corteza de un limón.
- Un trozo de canela en rama.
- 6 cucharadas de azúcar moreno (o las que os parezca, según lo dulce que las queráis hacer).
- Harina de todo uso.
- 3 huevos batidos.
- Azúcar blanco y canela bien mezclados.
- Hervimos la leche con la canela en rama y la corteza de limón. Añadimos el azúcar y coceremos unos minutos más. Dejamos que se temple y sacamos el limón y la canela.
- Cortamos el pan en rodajas de unos 2 cm, las colocamos en una fuente con laterales para que empapen mejor (yo he usado la bandeja del horno porque caben todas las rebanadas) y volcamos la leche encima.
- Las dejamos toda la noche en la nevera para que cojan cuerpo.
- Una vez que han chupado bien la leche las vamos a pasar por el huevo batido (en un cuenco se manejan mejor que en un plato) y las freiremos en abundante aceite, dando la vuelta para que se hagan por los dos lados. Tenemos que ir controlando la temperatura del fuego para que no se quemen. A veces es necesario retirar un poco la sartén para bajar la temperatura. Si tienes una vitrocerámica con función de fritura, utilizadla.
- Conforme vayamos sacando las torrijas de la sartén las colocaremos en una fuente con papel de cocina para que suelten el exceso de aceite. Dejaremos que se escurran por un lado y luego les daremos la vuelta para que pierdan aceite por el otro.
- Por último se espolvorean bien con la mezcla de azúcar y canela.
- Podéis comerlas una vez que se hayan enfriado, aunque calientes están muy ricas también.
¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!