Ensalada Waldorf
septiembre 20, 2020Con este nombre tan rimbombante bautizaron en 1893 a una ensalada de manzana ácida, apio, frutos secos y alguna cosa más. El nombre le viene del hotel Waldorf de New York. Oscar Tschirky, que era maitrê d´hotel en aquel entonces, se erigió en creador de esta ensalada.
La receta es una adaptación muy, muy libre.
Esta vez le he añadido la Salsa de huevo duro que puse en la entrada anterior, pero con una mayonesa normal está muy rica.
Ingredientes. Para dos personas.
- 2 ramas de apio.
- 1 manzana ácida (en mi caso Granny Smith).
- Avellanas tostadas.
- Nueces.
- Pasas.
- Lechuga Iceberg.
- Mayonesa o Salsa de huevo duro (publicación anterior).
- Sal.
- Pimienta (opcional).
- Limón
- Cortamos el apio y la manzana en trocitos muy pequeños (brunoise).
- Añadiremos las avellanas y las pasas.
- Aliñamos con un chorrito de zumo de limón, sal y pimienta.
- Mezclaremos todo con la salsa.
- Serviremos sobre una cama de lechuga.
"-¿No ha lamentado alguna vez -inquirió de repente- no ser lo bastante rico para comprar todos los libros que le gustan?
Él siguió su mirada en torno a la habitación, pasando por el gastado mobiliario y las deslucidas paredes.
-¿Que si lo he lamentado? ¿Me toma por un santo o por un alcornoque?
-Y trabajar... ¿le molesta?
-Bueno, el trabajo en sí no está tan mal; me gusta bastante la abogacía.
-No, yo hablo de la obligación, la rutina... ¿No tiene nunca ganas de escapar, de ver personas y lugares nuevos?
-Unas ganas terribles... en especial cuando veo a todos mis amigos apresurarse para coger un barco.
Lily exhaló un suspiro de asentimiento.
-Pero ¿lo desea lo bastante... para casarse, a fin de escapar?
Selden soltó una carcajada.
-¡Dios me libre! -declaró.
Ella se levantó con otro suspiro, tirando el cigarrillo a la chimenea.
-Ah, ahí está la diferencia... Una chica no tiene más remedio, un hombre sólo se casa si quiere. -Le contempló con expresión crítica-. Su chaqueta es un poco vieja, pero ¿a quién le importa? No impedirá que la gente le invite a cenar. Si yo vistiera prendas viejas, nadie me aceptaría; a una mujer se la invita tanto por su vestuario como por su persona. Los vestidos son el telón de fondo, el marco, por así decirlo; no son causa del éxito pero sí parte de él. ¿Quién quiere a una mujer desaliñada? Tenemos que ser guapas e ir bien vestidas hasta que nos caemos muertas... y, si no podemos lograrlo solas, tenemos que asociarnos.
Selden la miró, divertido; era imposible, pese a los ojos bellos e implorantes, ver su caso con sentimentalismo.
-Bueno, supongo que habrá mucho capital en busca de semejante inversión. "
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