Crujientes de pan
febrero 04, 2016Lo que traigo hoy lo he transformado en una receta dulce, pero realmente la base no lo es. Se trata de unos crujientes de pan, tipo "regañá". Hasta ahora nunca he colgado recetas de pan porque tengo poca práctica panadera y poco tiempo para practicar, pero siempre he querido incluir pan en el blog. Si consigo recetas que me salgan bien, las iré poniendo.
He hecho la receta dos veces, la primera era "neutra", tal cual proponen en webosfritos, que es de donde he sacado la receta, y la segunda vez le añadí condimentos. Hice unos crujientes salados y otros dulces. Quedan muy bien de todas las formas.
Podéis guardarlos un par de días (o tres, pero no duran tanto en mi casa) envueltos en un paño o en papel de cocina. No las metáis en plástico porque se ablandarán.
A mí no me sale bien la técnica de amasado francés que proponían en webosfritos, así que la he amasado de forma tradicional, como me ha parecido vaya, luego os la explico. Han quedado muy bien, así que mi amasado funciona. Si no entendéis la explicación me lo decís e intentaré aclararlo más.
Ideas para consumir los crujientes: Los neutros y salados como base para verduras, tomate con jamón o solos para picar entre horas.
Las dulces, acompañando a la leche en meriendas o desayunos o con un trozo de chocolate.
Crujientes de pan dulce |
Para 10 crujientes "neutros" de unos 40 g de masa.
- 250 g de harina de fuerza.
- 160 g de agua.
- 5 g de levadura fresca.
- 5 g de sal.
- Azúcar blanquilla o moreno.
- Anís en grano.
- Ajo y perejil.
- Sésamo.
- En un cuenco pondremos la harina y desmigajaremos en ella la levadura. La iremos frotando con los dedos en la harina para integrarla.
- Agregaremos la sal.
- Añadiremos el agua un poco tibia (unos segundos al microondas).
- Mezclaremos todo con una rasqueta para repostería hasta que se forme una masa que podamos manejar.
- Pondremos la masa sobre la mesa sin harina.
- Amasaremos unos tres minutos hasta que vaya cogiendo cuerpo la masa y quede lisa. Aplastamos con la base de la palma de la mano, doblamos a la mitad atrapando aire, aplastamos otra vez y cada tres o cuatro veces que repitáis el proceso levantaremos la masa y la arrojaremos con fuerza sobre la mesa. Esta técnica de "estrellar" contra la mesa ayuda a activar el gluten de la harina.
- Formamos una bola, la guardamos en el cuenco tapado con un paño y dejaremos que repose durante 20 minutos en un lugar tibio (junto al radiador, por ejemplo).
- Precalentaremos el horno con resistencia arriba y abajo a 200º C.
- Formaremos 10 bolitas de unos 40 g. Las taparemos con un paño para que reposen por lo menos 5 minutos, hasta que se caliente el horno.
- Pondremos harina tamizada sobre la mesa y sobre el rodillo.
- Aplastaremos las bolitas con el rodillo primero por un lado y luego por el otro, hasta que queden lo más finas posibles. Como de 1 mm, casi transparentes.
- Cambiaremos el horno con la resistencia arriba y aire y metemos una bandeja de aluminio a media altura. Colocaremos la masa directamente sobre la bandeja, sin poner nada en ella.
- Iremos poniendo la masa de una en una hasta que queden dorados los crujientes, unos 4 o 5 minutos.
- Los sacaremos y dejaremos que se enfríen sobre una rejilla.
- Cuando separemos la masa en bolitas les podemos añadir por ejemplo ajo y perejil picado en el mortero o algunas semillas (sésamo, pipas de girasol...).
- Una vez aplastadas y antes de meterlas al horno le añadiremos aceite de oliva y lo frotaremos con los dedos por toda la superficie.
Dulces:
- Con anís verde en grano (matalahúva), se lo añadimos cuando formamos las bolitas. Dejamos que reposen y después de aplastarlas les añadiremos azúcar y volveremos a pasar el rodillo para pegarlo.
- Las que llevan azúcar blanquilla, azúcar moreno o azúcar y canela se lo ponemos una vez que aplastamos bien la masa. Después le pasamos de nuevo el rodillo para pegar el azúcar y, por último le añadimos aceite frotándolo con los dedos.
Crujientes de pan neutros |
Canción:"El hombre, por mucho que haya descendido, exige instintivamente el respeto debido a su dignidad de hombre. El penado sabe perfectamente que es recluso, que es réprobo y conoce la distancia que lo separa de sus superiores; pero ni el estigma, ni las cadenas, ni el presidio le harán olvidar que es hombre. Es preciso, pues, tratarles humanamente, Un tratamiento humanitario, puede levantar al hombre más envilecido. Y con los desgraciados, sobre todo, es preciso comportarse con humanidad, porque esto es su salvación y su alegría."
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